Discos Rovira
C'est la vie | per Francisco Rovira
Me ha llegado un spam donde se me invitaba a pertenecer al grupo anti-sarko. Nunca me ha gustado el prefijo anti y además mi presidente me divierte incluso, se parece al famoso Ken, el eterno novio de Barbie. Tengo que decir que le tengo más aprecio desde que me enteré que entre sus preferencias musicales se encuentra el brit pop, género hoy ya demodé. A lo mejor lo diría para quedar bién con Gordon.
En Francilandia Sarko es aparte amante y marido de la cantante Carla Bruni. Como ya no existe la guillotine me voy a dar el lujo de hacer crítica de las dotes de la madame. El primer disco fue un regalito dulce, el segundo agridulce pues los que pensábamos en ella como una segunda François Hardy nos echamos las manos a la cabeza. La pobre decidió hacer un disco ambicioso adaptando versos de grandes poetas anglosajones como la señorita Dickinson o Yeats pero no dio la talla.
Del tercer disco solamente he visto la portada, tres chic , ella toda de negro andando en un parque parisien con un lago de fondo. Lo cogeré de la Biblioteque du Marais y os daré mi opinión. En su familia, Sarko 3, el segundo hijo del presidente es productor de hip hop con no más de veinte añitos. La importancia de ser un hijo de, persona influyente, claro. Mi hijo, que está un poco metido en el mundillo cultural de París, me ha comentado que Sarko 3 es muy trabajador y que ha descubierto a verdaderas perlas.
Llega la navidad y me pongo nostálgico. Me duele que París tenga tanta música estos días y yo no pueda pasear con mi mujer porque está resfriada. Estoy pensando en los regalos. Voy a las galerías Laffaiette y lo encuentro todo caro, desmesuradamente caro ¿Estamos en crisis? Pensé en regalarles un viaje, para cuatro, nada de adosados, o sea fuera partenaires.
Visité la agencia más económica de París Bon Voyage! Y me quisieron vender directamente un viaje de una semana a Dubai. En un hotel de 25 estrellas a régimen de media pensión. El agente, de origen árabe, me dijo que era un lugar para soñar. Le pedí si allí me convertirían en millonario. Sonrió.
Joyeux Noël!